viernes, 28 de septiembre de 2012

"La revolución ciudadana siempre fue un eslogan"


Entrevista realizada a Decio Machado por Lenin Artieda para la Revista Vistazo

Decio Machado junto a Humberto Cholango
Decio Machado de exconsejero presidencial pasó a ser uno de los críticos del Gobierno. Como cercano a los movimientos sociales de América Latina critica las inobservancias de la Constitución de Montecristi. Una vez alejado del régimen se dedicó a colaborar en proyectos académicos y otros relacionados con los movimientos sociales. Asesora, gratuitamente, a la Coordinadora Plurinacional de las Izquierdas. Su relación es estrecha con Alberto Acosta, de quien es amigo y lo reconoce como uno de los intelectuales vivos más importantes de América Latina.

Nunca pensó que aquella misión que le había encomendado la Fundación CEPS (Centro de Estudios Políticos y Sociales) lo terminaría radicando en Ecuador. Entre asesorar al gobierno ecuatoriano e iniciar una familia existe una distancia más larga que entre Brasil y España. Decio Machado nació en Sao Paulo hace 47 años pero su acento es el de un español. La culpa es de su mamá quien se lo llevó a su tierra cuando tenía 12 años.

Es sociólogo y también periodista. Es un experto en análisis políticos y ambientales que recorrió América Latina a propósito de sus estudios, de sus consultorías. Por eso, cuando le dijeron que se fuera a la mitad del mundo a trabajar con un gobierno que tenía pocos meses de haber asumido el poder, la idea no le pareció mala. “Llegué al país el 15 de noviembre del 2007, unos días antes de la Constituyente.  Pura casualidad, yo no tenía nada que ver con eso. Otros eran los españoles que asesoraron ese proceso”.

- ¿Y qué viniste a hacer?

Era un convenio para articular metodologías de análisis sociopolítico, con equipos multidisciplinarios. Así se formó un grupo que era la Unidad de Análisis Político de la Presidencia; durante dos años coordiné eso.

- Y luego te vas a la Cancillería

Los sucesos de Angostura generaron una dinámica de politización dentro de la Cancillería, donde faltaban elementos de análisis de política exterior. En ese sentido el Presidente consideró oportuno, en su momento, generar un equipo de estas características en  ese ministerio. Yo dejé de trabajar con el gobierno, con la salida de Fander Falconí de la Cancillería.

- Pero también has marcado una distancia con el régimen como pensador, como hombre de izquierda. ¿Por qué?

Creo que ha habido una evolución del gobierno ecuatoriano y, en ese sentido, uno puede estar de acuerdo con muchas cosas y con otras no. En función de esa evolución he sentido que no tenía mucho que hacer allí, me sentí distante de las lógicas políticas del Ecuador con el paso del tiempo.

- ¿Eres de los que cree que el gobierno de Rafael Correa empezó a mirar hacia la derecha?

El gobierno de Rafael Correa tiene dos fases.  Entre el primero y segundo período presidencial hay diferencias importantes. Los elementos más rupturistas con esas lógicas tradicionales de conceptualización de la política se dan en el primer gobierno –con la Constitución de Montecristi-. En la segunda legislatura hay una lógica que se adecua más a la política tradicional ecuatoriana. Así, el gobierno de Rafael Correa que llega cuestionando la partidocracia luego se transforma en paradigma de la propia partidocracia.

- ¿Y por que crees que se abandonan los derroteros primeros?

Uno ve que ha variado la composición de los ministros, perdieron peso  sectores políticos que podrían ser más alternativos. El peso político más importante que existe en el gobierno es conservador; basta con mirar las hojas de vida de la gente para saber donde han estado, cuál ha sido su trayectoria política: no vienen de organizaciones sociales, de movimientos de izquierda, vienen de ámbitos profesionales relacionados con grupos económicos tradicionales del ecuador y otros incluso han militado, han sido asesores de gobiernos anteriores que no se han destacado por ser precisamente progresistas.

- ¿Es Rafael Correa el abanderado de la única izquierda que existe en el país?

 El socialismo del siglo XXI que ha venido a cobijar estos procesos de nuevos gobiernos es una cosa que aún está por definirse, no ha dejado de ser un slogan que vendió y que cada uno entiende como le da la gana.

Si uno mira que ha pasado en este país durante los casi seis años de gobierno de socialismo del siglo XXI lo que encuentra es que la banca privada ha ganado en este tiempo –si lo comparas con los seis años anteriores de neoliberalismo- un 70% más. Éste último año, el 2011, han sacado cerca de 500 millones de dólares de beneficio, un 51% más que en el 2010. En ese sentido, yo no he visto que a los trabajadores de la banca les hayan incrementado un 51% de sus salarios y así no podemos hablar de socialismo.

- ¿Tampoco podemos hablar de revolución ciudadana?

Éste no es un proceso de revolución. Lytton decía que los procesos de reforma son correcciones de los abusos del sistema; los procesos de revolución son traspaso del poder del sistema. En el Ecuador lo que hay es una lógica de corrección sobre los abusos del sistema anterior y también un proceso de modernización del propio sistema capitalista, pero no hay una transformación. La revolución ciudadana siempre fue un eslogan y creo que cada día más, en este gobierno de los elegidos, de los PHD, de los sabios, de los listos.

- A Correa siempre le molestó, desde cuando era candidato en el 2006, que le dijeran populista. Tú dices que es un neopopulista.

Teóricos ideológicos como Ernesto Laclau o Emir Sader, quienes defienden estos procesos –pese al mesianismo y al personalismo de los dirigentes, lo cual consideran positivo en esta fase- lo llaman neopopulismo. Quizás al Presidente Correa no le gusta el término porque populismo en el Ecuador se asocia con imágenes muy feas, pero así está definido académicamente.

Además, presidentes que hacen sabatinas con señores que salen a tocar la guitarra, con ministros, con público para que le aplauda: eso es populismo y, si te pones a ver, hasta cierto punto es también una degradación de la política.

- ¿Es una tendencia que los gobiernos progresistas caigan con relativa facilidad en aquello que toda la vida criticaron?

Si uno cree que la izquierda son gobiernos que rearticularon el Estado, que le dieron más peso en la economía nacional o cosas de ese tipo, tenemos cierto nivel de confusión. Obama ha hecho eso en Estados Unidos, Mussolini hizo eso en Italia. ¿Hoy es posible un gobierno de izquierda que no esté luchando contra la feminización de la pobreza, que no plantee lógicas de libertad de orientación sexual, que no tenga sensibilidad con la defensa de la naturaleza, que no abogue por la libertad de expresión?

- Entonces, Kirchner, Chávez, Evo, Mujica, Dilma y Correa, no son de izquierda.

Si le preguntas a la ciudadanía europea si es de izquierda la Socialdemocracia alemana, el Partido Socialista Obrero español o El Olivo en Italia, te van a decir que eso no es. La izquierda es otra cosa, es una tendencia que no es loca ni guerrillera; sino simplemente otra orientación más alternativa y más vinculada a las demandas de los movimientos sociales.

Si lo miras desde ahí y me preguntas si esto es izquierda, te diría que tanto como la socialdemocracia lo es en Europa.

- ¿De asesor presidencial te convertiste en opositor?

Hay un error grave en como el gobierno ecuatoriano entiende la política. El presidente Correa ha dicho en más de una ocasión que el principal enemigo de este gobierno son los ecologistas infantiles, la izquierda infantil y los indígenas. ¿Como un gobierno que es de izquierda aunque tenga diferencias con esas otras izquierdas –porque la izquierda no es una, son muchas- puede decir que su principal enemigo está de este lado del a trinchera? Yo entendería que a su mayor enemigo lo tenga en los grupos de capital histórico de este país que son los que han hecho del Ecuador un país bananero, que son los que han acumulado la deuda externa, que son los que provocaron el crack bancario. Sin embargo, el presidente Correa manifiesta que su mayor enemigo son las izquierdas alternativas al gobierno. En ese sentido uno dice, ¿eres opositor? Yo, ideológicamente, tengo más que ver con los movimientos sociales que con el gobierno del Ecuador.

- ¿Es verdad, como dice Alberto Acosta, que la izquierda en el gobierno de Correa está al fondo a la derecha?

Yo considero que sí.  Alberto tiene un agudo sentido del humor y, como decía Dario Fo, del poder hay que reírse.

No hay comentarios: